El
autoempleo ayuda a estimular el desarrollo de la vocación
empresarial y la generación de empresas, logrando así ser el motor
social en su calidad de creador de empleo y riqueza, fomentando e
impulsando para ello el reconocimiento social de la empresa como un
instrumento adecuado para el crecimiento, el desarrollo y el
incremento de la actividad económica a la vez que se saca el partido
al potencial del emprendedor.
Debemos
embarcarnos en la aventura del emprendimiento porque:
- Es nuestra obligación como personas, como miembros de una familia y como miembros de una comunidad.
- Es un instrumento de libertad.
- No te gusta que te manden.
- Te gusta mandar.
- Has visto una oportunidad.
- Tienes una idea de un producto o un servicio que desarrollar.
- Un sueño, una visión.
- La búsqueda de la independencia.
- La posibilidad de construir algo que me permita ser dueño de mi tiempo.
- “Porque sí”, por una corazonada o por un mandato venido del cielo.
- Para disfrutar del riesgo. Apostar, vivir con adrenalina.
Y
aunque te encuentres con obstáculos como:
- El castigo social al fracaso emprendedor.
- La visión de muchas personas sobre la “maldad” inherente de la empresaria o el empresario (avaricia, explotación, falta de ética son algunas de las visiones más compartidas).
- La carencia de apoyo de financiación suficiente y oportuna.
Recuerda
que lo importante es la perseverancia, la disciplina, la
responsabilidad, el dominio y la confianza, porque emprender es un
acto socialmente responsable de cara a la defensa y a la mejora de
las buenas condiciones de calidad de vida que hoy tenemos.